Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

viernes, 8 de marzo de 2013

El río que le dio la mano



Lo bordeó a lo largo deseando igualarse con él. Entonces durmió para siempre en el arenoso fondo.


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