Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

domingo, 21 de agosto de 2011

De cuando los corazones lloran

Ni los fuegos de artificio con su estruendo.
Ni el torrente que la lluvia forma en la tarde,
en la tarde oscura de invierno, madre inmensa,
madre enorme que tú todo abarcas.
Manos juntas al firmamento, ruegan la misericordia
de unos  oídos sordos. (Y sobreviene el sueño eterno.)
(Festines y  grotescas risas de unas  marionetas)
Ni la pena de sus almas putrefactas,
ni el dolor de sus bocas secas,
nada se escucha, cuando los oídos permanecen sordos.

3 comentarios:

  1. Deliciosamente melancólico.
    Bienvenida a la blogosfera y gracias por tu visita y comentario.
    Me gusta mucho tu plantilla.
    Un beso, Aniagua

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  2. la indiferencia aleja el sentimiento, ensordece el alma al grito de auxilio, nadie puede ayudar al dolor cuando se niega a oirlo..
    saludos querida Aniagua

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  3. Sentires que duelen en el alma. indiferencias que acongojan y oprimen.

    Cariños

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